◁ cuando tengo algún tiempo libre, suelo dedicárselo a los hados del azar ▷
emprendo un paseo cuya dirección se va modificando de acuerdo a algún criterio
como, por ejemplo, mirar la última cifra de la matrícula del último auto que se encuentre estacionado
en cualquiera de las dos aceras de la cuadra en la que estoy
Si la primera persona visible es de cabello negro o castaño y es mujer, me tomo un colectivo que pare en esa cuadra, o en su defecto, un taxi, y me bajo después de un recorrido de doce cuadras (o de trece, si en la cuadra número doce, maldición, no hay parada)
Si no pasan colectivos ni taxis, hago auto-stop. Y si nadie me para, me dirijo a la cuadra siguiente arrastrándome (si alguien me interroga acerca del motivo, le miento diciéndole que se trata de una promesa religiosa, cosa de permitirle, también en este caso, encuadrar mi conducta dentro de parámetros civilizados).
Para finalizar, y sin querer exasperar al lector con los detalles que devengan
de los casos no contemplados en lo expuesto, o con el resto de mi repertorio de rutinas,
diré que para el caso de tocar timbre en una casa preguntando por el doctor Magurno, si me llegan a contestar “sí, enseguida”, tengo previsto suicidarme.
Pero es tan improbable esta circunstancia, que estoy seguro de llegar a vivir muchos años
más disfrutando plenamente de mi tiempo libre, en perfecta armonía con el mundo civilizado.
Gracias,
thank You, Grazie,
Dank U, Grazie,
Danke, Mahalo,
Obrigado