PERFORMANCE
ALISA GÓMEZ
PÉRDIDA/ PERDIDA
La pieza titulada Pérdida/Perdida fue desarrollada en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) en 2017. Se trata de mi primer acercamiento al performance y consistía en arrastrar una barra de hielo desde la calle al patio principal del museo con la boca vendada y avanzando hincada, aludiendo a la performance Sometimes Making Something leads to Nothing (Ciudad de México, 1997) del artista belga Francis Alÿs. La acción, físicamente extenuante, quemaba mis manos por el frío del hielo y las rodillas con el agua que emanaba de éste junto con el roce del pavimento. A medida que avanzaba, las personas llegaban y ofrecían su ayuda la cual yo rechazaba una y otra vez mientras lloraba. Al final del camino, una vez en el patio del museo, seguí trazando un recorrido circular para que la barra se terminara de deshacer y posteriormente la empece a picar para romperla en trozos y así facilitar su deshielo completamente. Este trabajo pretende evocar la complejidad y dificultad que supone los procesos para deshacernos de aquellas cargas personales que nos dañan y lastiman pero de las cuales nos consideramos culpables o responsables pero que al final no nos corresponden.
PERFIDIA
Nombre femenino
Deslealtad, traición o quebrantamiento de la fe debida.
Maldad extrema.
El proyecto inicia con la creación de una matriz la cual realicé en un soporte no tradicional para que pudiera ser impreso repetidas veces. Los rostros de las mujeres entendidos como matriz son intervenidos con maquillaje y posteriormente impresos en toallas desmaquillantes por hombres, como si se extrajese el negativo del propio rostro. Desde un discurso de género, la pieza interroga sobre el papel de "sumisión" en el cual se coloca a la mujer desde los estereotipos heteronormativos y patriarcales. El hombre como generador de violencia siempre se deslinda de la culpa y la transfiere a la mujer. La acción de desmaquillar los rostros por parte del hombre que se plantea en esta pieza incita a reflexionar sobre la influencia que éstos ejercen sobre los cánones de belleza femeninos tal como se han entendido tradicionalmente en el mundo occidental. Los recursos como el maquillaje o los tatuajes son máscaras efímeras y maneras próximas a las que la mujer recurre para cambiar su aspecto físico y que ayudan a enfatizar su belleza pero que a la vez oculta aquellas imperfecciones tanto físicas como emocionales. El simple acto de maquillarse nos lleva a pensar en las múltiples capas y matices que se ocultan en la operación de la mirada.
A través de esta acción se pretende cuestionar cómo el sistema heteropatriarcal proyecta sobre la mujer y el procedimiento del maquillaje como máscara entendido como negativo de la personalidad, el sentimiento de infidelidad/deslealtad/traición de la mujer consigo misma.
10,000 PASOS
En el marco de "La ciudad en cinco días", exposición colectiva realizada en el Laboratorio de Arte de La Curtiduría 2019, presenté la acción titulada 10,000 pasos. La pieza consistía en caminar 10,000 pasos en el espacio, deteniéndome cada 1,000 pasos para sentarme en un oasis artificial compuesta por pasto sintético, plantas falsas perfumadas con una fragancia y rodeada de 58 cajas de medicamentos (anti-depresivos, ansiolíticos, tranquilizantes, medicamentos para la memoria y para dormir). En cada una de las paradas me ponía unos audífonos con mi música favorita y tapaba mi nariz para evitar los olores, me sentaba y enunciaba: "10,000 pasos son los que me recomienda el médico para generar dopamina y sentirme mejor, pero lo difícil no son los pasos, lo difícil es la ciudad". Esta acción intenta relatar cómo vivo la ciudad desde mi trastorno bipolar y cómo la misma ciudad que en un inicio fue parte de mi vida desde el ámbito profesional como arquitecta se convirtió posteriormente en un monstruo que odiaba y temía. Su calor insoportable, los olores de orina, la basura por todos lados, la publicidad a cada paso, los turistas en todas la calles, vendedores ambulantes, patrullas, ambulancias, claxon de miles de autos me encontraron a mi misma cargando con una navaja por temor a la delincuencia, evitando el mundo a través de mi dopaje, mis audífonos y mis tapones para la nariz. Una serie de elementos que terminaron por construir mis propios muros para evitar esta realidad que me creaba dolor de cabeza, miedo, ansiedad, tristeza y desesperación. Lo único que deseaba era salir corriendo y refugiarme en una mentira.
